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Niveles de Urea Láctea en Vacas de la Región del Bío-Bío, Chile (página 2)




Enviado por Carlos Pedraza G.



Partes: 1, 2

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Efecto del número
ordinal de parto sobre la concentración de urea

El efecto del número
ordinal del parto se puede observar en el Cuadro 1, donde las vacas de primer
parto muestran menores (p < 0,05) niveles de urea  que vacas de dos o
más partos. Esta diferencia es de interés considerando que en su cálculo
participan todas las observaciones, eliminando el modelo los efectos de 
los otros factores considerados en el estudio.

Cuadro 1. Efecto del número ordinal de parto, estación del
parto, contenido de proteína láctea, nivel      de
producción y recuento de células somáticas (RCS) sobre la concentración de urea
en leche.
Table 1. Effect of ordinal calving number, season of calving, milk protein
content, level of production and somatic cell count (RCS) on urea concentration
in milk.

En una ración adecuadamente
balanceada en proteína y energía, el contenido de urea en la leche debería
encontrarse entre 15-30 mg 100 mL-1, y la leche debería tener 3,2% o
más de proteína. Ferguson (2002) menciona que el N ureico en leche al analizar
312.005 muestras de 1731 rebaños en el Testing Laboratory del Pensilvania Dairy
Herd Improvement Association(DHIA) arrojó un promedio de 14 ± 4,03 mg 100 mL-1,
donde el 95% de los valores encontrados estaba entre 6 y 20 mg 100 mL-1.
Según el mismo autor el rango de nitrógeno ureico en leche propuesto para vacas
individuales se encuentra entre +6 y –6 sobre la media del rebaño. McCormick et
al
. (2001) y Chapa et al. (2001), señalan que niveles superiores a
25 mg 100 mL-1 de leche pueden indicar la existencia de un exceso de
proteína en la ración, una utilización ineficiente de la energía, ya que la
vaca la requiere para convertir amonio en urea, posibles problemas de
infertilidad, y una producción de leche disminuida. Estos altos niveles de urea
en leche pueden producirse porque la cantidad de proteína degradable en el
rumen es demasiado alta, o porque la relación proteína soluble/carbohidratos no
fibrosos, degradables en el rumen, también es muy alta. Otros autores entregan
valores de concentración de urea en leche algo superiores a los citados
anteriormente: 22 ± 0,6  (Butler et al., 1996); 24,9 (Roseler et
al.
, 1993); 28,7 mg 100 mL-1 (DePeters y Ferguson, 1992.)
Información nacional proporcionada  por Wittwer et al. (1993) en
estudios realizados en la Universidad Austral, muestra un promedio de 36,7 ±
12,2 mg 100 mL-1, en vacas a pastoreo en la zona sur de Chile.

Bach (2004) establece que
si se usa el nivel de urea en leche como indicador de la calidad de la
nutrición proteica del animal, debe tenerse en cuenta que las primíparas suelen
presentar concentraciones de urea inferiores a los animales adultos.

Efecto de la
estación  del año en  que se produce el parto

El Cuadro 1 indica
claramente que la primavera genera una mayor (p < 0,05) concentración de
urea  en  leche  que el resto de las estaciones, que no difieren
entre sí. Esta mayor concentración podría explicarse por las características de
la pradera en ese período del año, vale decir un alto contenido de proteína
rápidamente degradable, alta digestibilidad, baja fibra, y en general, un mayor
valor nutritivo que en el resto de las temporadas del año. Análisis de forrajes
realizados en muestras de pastos obtenidas en invierno y primavera, han
permitido medir concentraciones de proteína cruda sobre 30% en ballicas (Lolium
perenne
) (Verite et al., 1984; Holden et al., 1994.) Estas
altas concentraciones de proteína en el forraje podrían generar elevados
niveles de urea en la sangre y la leche de vacas.

Está claramente establecido
el efecto negativo que un valor alto de urea genera en el nivel de producción
de leche y sobre parámetros reproductivos (Ferguson et al., 1993.) La
producción de leche puede ser afectada si se considera que el organismo animal
debe invertir energía para transformar el amoniaco proveniente del rumen en
urea en el hígado, restándole ese recurso a la síntesis de proteína y lactosa
necesaria para producción de leche.

La transformación de 1 g de
N a urea requiere 7,3 kcal (Deiros et al., 2004), lo que supone 1 Mcal
de energía metabolizable (equivalente a 1,5 L de leche o pérdida de 200 g de
grasa corporal al día) por cada 4 mg 100 mL-1 de aumento de los
niveles de N ureico en sangre o leche. La ureogénesis compite con la
gluconeogénesis por oxalato, aumentando el estrés metabólico en los animales de
alta producción. La sobrecarga metabólica y energética puede contribuir a
incrementar el balance energético negativo post parto y alterar la función
reproductiva (Bach, 2004). También se ha establecido que altas concentraciones
de urea tienen un efecto tóxico en el útero, alterando la viabilidad de
espermios y embriones, limitando seriamente los niveles de fertilidad de las
vacas lecheras (20%) (Carrol et al., 1988; Westwood et al.,
1998a, 1998b). Este antecedente debe considerarse para corregir el manejo de la
alimentación de las vacas en este período del año, tratando de evitar que se
subutilice el elevado aporte de proteínas que hacen las praderas en primavera
con un aporte extra de energía.

Cabe señalar que a nivel
mundial existe creciente preocupación por el impacto ambiental que produce la
contaminación con N ureico proveniente de la orina y fecas de rumiantes. Una
vaca lechera que produce 20 L diarios de leche excreta diariamente alrededor de
180 g de N, lo que proyectado a un año se transforma en aproximadamente 60-65
kg de N liberados al medio ambiente. Una forma de disminuir el uso ineficiente
del N pasa por limitar la producción de un exceso de N en el rumen con dietas
balanceadas, que minimicen la generación de amoníaco ruminal (Hof et al.,
1997).

Se detectó una interacción
significativa (p < 0,05) entre la estación del año en que ocurre el parto y
producción de leche (Figura 1). Así, en las estaciones de primavera y verano
los niveles de urea adquieren significancia (p < 0,05) detectándose niveles más
altos de ésta en animales con niveles bajos de producción de leche, y por el
contrario bajos niveles de urea en animales con producciones altas de leche. En
otoño e invierno el nivel de urea se iguala en las categorías de menor
producción, 0-15 y 15-25 L, difiriendo del nivel más alto (>25 L).

Figura 1. Interacción entre estación del parto, niveles de
urea láctea, y nivel productivo de leche.
Figure 1. Interaction between calving season, urea content, and milk yield.

Al respecto, se podría
pensar que la alimentación en esta última estación de invierno tiende a
depender en menor grado de la pradera al estado fresco.  El uso de
forrajes conservados, como heno y ensilajes, disminuye el nivel de proteína de
la ración, como consecuencia de las pérdidas de valor nutritivo asociadas a la
conservación del forraje.

Relación entre nivel de
proteína de la leche y concentración de urea

El Cuadro 1 presenta el
efecto del nivel de proteína sobre el nivel de urea encontrado en leche. Se
observó un marcado y significativo efecto (p < 0,05), con un mayor nivel de
urea en los animales con niveles de proteína láctea inferiores a 3,2%. Lo
contrario, y coincidente con los antecedentes de la literatura, como lo
describe Hojman et al. (2004), se apreció en los bajos niveles
detectados en los animales cuyo nivel de proteína superó el 3,2%.

Investigaciones realizadas
por Lykos et al. (1997), señalan la existencia de una relación inversa
entre nitrógeno ureico de leche (MUN) y energía dietaria, en la cual a medida
que aumenta la energía manteniendo el nivel proteico constante, la producción
láctea se incrementa mientras que los niveles de urea en la leche disminuyen.

Efecto del nivel
productivo sobre la concentración de urea en leche

El Cuadro 1 muestra
diferencias significativas (p < 0,05) en el nivel de urea detectado en tres
grupos de vacas, de acuerdo a la producción diaria de leche. El mayor nivel de
urea lo muestran aquellas vacas que produjeron menos leche (0-15 L), le sigue
el grupo con producción de 15-25 L, y para definir una clara tendencia, el
grupo sobre 25 L presenta los niveles menores. Estos resultados indican una
relación inversa entre la eficiencia para producir leche y los niveles de urea.
Este aspecto es de importancia debido a que en el medio nacional existen
numerosos planteles lecheros que han simplificado su manejo alimentario
dependiendo exclusivamente de la pradera. Estos predios muestran bajos niveles
de producción, pero a la luz de esta investigación, también serían los que más
contribuyen a la contaminación del medio ambiente. En contraste, el proceso de
producción de leche, observado desde el ángulo que interesa en este estudio,
resulta claramente favorable a los planteles de alta producción, que controlan
estrictamente la alimentación y nutrición de sus animales. Cabe destacar que
las vacas de mayor producción tienen niveles de urea en leche que
concuerdan  con los límites señalados como normales en la literatura
mundial (menores que 30 mg 100 mL-1) (Godden et al., 2001).

Se apreció una 
interacción significativa entre número ordinal del parto  (vacas de primer
parto y vacas de dos o más partos) y nivel de producción, sobre los niveles de
urea de la leche (Figura 2) En vacas de primer parto se determinaron tres (p
< 0,05) niveles de concentración de urea correspondientes a los tres niveles
de producción. El mayor de ellos correspondió a animales con producción baja, y
el menor en aquellas con  mayor producción de leche.  En vacas de dos
o más partos, esta misma relación  sólo  se detectó entre aquellos
animales con producción baja (0-15 L) y el resto, vale decir animales con
niveles productivos sobre 15 L.

Figura 2. Interacción número ordinal del parto, niveles de
urea láctea, y nivel productivo de leche.
Figure 2. Interaction between ordinal calving number, urea levels, and milk
production level.

Relación entre recuento de
células somáticas y los niveles de urea en leche

El Cuadro 1 muestra la
relación entre los niveles de células somáticas y la concentración de urea en
leche. Se advierte que bajos niveles de células se encuentran asociados a bajos
niveles de urea láctea. Rajala-Schultz y Saville (2003) encontraron una
asociación negativa entre RCS y MUN en rebaños de alta producción, mientras que
en los de baja producción no existiría asociación.  DePeters y
Ferguson  (1992) demostraron que la leche proveniente de vacas con
mastitis es baja en caseína y alta en proteínas no caseínicas y otros
compuestos nitrogenados incluyendo la urea.

La explicación de este
fenómeno se basaría en el hecho que glándulas con un grado alto de inflamación,
y por ende niveles elevados de células somáticas, presentan fallas en la unión
entre células permitiendo el paso de elementos de la sangre hacia la leche,
entre los que destacan la urea, cloro y sodio, más ciertas proteínas séricas
como seroalbúminas e inmunoglobulinas (McDonald et al., 1995). No existe
una relación directa entre los mecanismos que explican la generación de urea a
nivel metabólico (urea de síntesis hepática por transformación del amoníaco
ruminal y urea proveniente de procesos del catabolismo de proteínas a nivel
celular) y el incremento observado en leche en vacas con altos recuentos
celulares.  Poca información sobre este fenómeno se registra en la
literatura especializada (Hojman et al., 2004). De acuerdo a estos
antecedentes surgiría la necesidad de investigar más exhaustivamente este
fenómeno.

CONCLUSIONES

El tipo de animal (vacas de
primer parto y de dos o más partos) presenta diferencias significativas 
en los niveles de urea registrados en leche, encontrándose los  mayores
niveles en vacas adultas.

El nivel de proteína 
se asocia significativamente con el nivel de urea registrado, así leche con
contenidos de proteína iguales o mayores a 3,2% presentan menores niveles que
leche con contenidos de proteína inferiores a 3,2%.

La estación del año en la
que se registra el parto establece diferencias significativas en los niveles de
urea registrados en leche, siendo la primavera la que registra los mayores
niveles.

El nivel productivo de
leche se asocia significativamente con el nivel de urea determinado en leche.
Así, se aprecian menores concentraciones de este metabolito en el nivel alto de
producción difiriendo significativamente de los niveles intermedios y bajo.

El nivel de urea de la
leche se incrementa significativamente a medida que aumenta la concentración de
células somáticas.

LITERATURA CITADA

Bach, A. 2004. La
reproducción del vacuno lechero: Nutrición y fisiología. XVII Curso de
Especialización FEDNA. Purina España. Disponible en http://www.etsia.upm.es/fedna/capitulos/2001CAPV.pdf  Leído el 08 de junio de 2004.

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Carlos Pedraza G.1,
Alberto Mansilla M.2, Fabio Merucci D.1, Pablo Pinedo3,
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Pirámide 5750, Huechuraba, Santiago, Chile.
2 Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales,
Casilla 1004, Santiago, Chile.
3 Bioleche Ltda., Casilla 29- D, Los Ángeles, Chile.

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